jueves, 26 de noviembre de 2009

Búsqueda

Los barcos alejándose de la visión del faro, en el límite de mi universo, expandiéndose como las nebulosas y las estrellas más recónditas. Mi luz los escruta y yo tomo observaciones sobre ellos: sus viajes, sus recorridos, sus destinos, la distancia en la que estamos más separados..., como si del centro del faro emanara una potente fuerza repulsiva. Quizá de esta isla nacieron en una gran explosión y luego se repartieron a lo largo del océano; quizá se estén preguntando sobre el origen de sus viajes y hayan trazado rutas para encontrarme, con el fin de hallar el centro de equilibrio, ser tocados por la luz y refugiarse en las entrañas del faro. Lo curioso es que sigan alejándose de mí, huyendo como en una gran obra de teatro, en donde los actores se vuelven más diminutos, mientras el espectador, que en este caso soy yo, los mira inmóvil desde la puerta de entrada.

Pero ¿quiénes serán aquellos que quieren encontrarme?; ¿seré acaso para ellos la gran estrella, el único actor en escena que osa con desaparecer? Quizá la realidad sea que yo quiero encontrarlos, que ellos sean el centro aparente de mi órbita en el océano. Quizá sea yo el único que se aleja de ellos, empequeñeciéndome, volviéndome imperceptible. Quizá todos nos encontramos en los límites de nuestro propio universo, queriendo retornar al gran centro, con la esperanza de volver a ser los que algún día fuimos; una sola luz, cuyo poder nos ha expulsado del equilibrio, sin poder dar marcha atrás.

Pero mis manos insistirán en abrazar al mundo, porque aún no les han enseñado que es demasiado tarde. Seguiré explorando el océano y las nebulosas, al menos, hasta que la vida me diga ya basta.

sábado, 10 de octubre de 2009

Circuito

Cuando he soñado que los demás han desaparecido, me imagino a punto de ser cegado por la luz del faro, pero ella me evade y se escapa. Nadie habla y nadie me escribe; pero hay algo de moraleja en todo esto: que nombrar palabras absolutas te conducen al exterminio, sea de ti o de cualquiera. Aunque no debería preocuparme; la ebriedad absorbe todos los males y los transmuta en alivio para el espíritu; no, miento. Lo cierto es que mi gente me ha abandonado y no he recibido explicaciones. A la verdad la han quemado viva, dejándola en los huesos. Mañana saldrá por el este la luz y algunas horas más tarde se esconderá. Esto es todo lo que sé de la luz; se esconde y reaparece; cuando creo que la he perdido de vista vuelve a traicionarme, apareciendo. Nacen los días para enfrentarse conmigo, como la luz del faro a punto de...

Cuando atrape a mi vida parásita y le dé la espalda, ella, y sólo ella, me dirá que nunca estuve equivocado.

domingo, 30 de agosto de 2009

Palingenesia

Abrí los ojos y oí la señal. Me quedé tumbado en la cama y miré fijamente el techo hasta que todo lo demás desapareció de mi mente. Comenzó a llover y luego aparecieron los primeros relámpagos. Mi cuerpo se encogió en dirección al poniente. Había llegado la hora.

Me levanté y caminé hacia la ventana; asomé mi brazo derecho para sentir la lluvia; la palma de mi mano se llenó de agua. Bajé las escaleras y salí de la casa; la electricidad del cielo y del faro iluminaban mi cuerpo. Fui quitándome la ropa hasta quedar desnudo.

Me arrodillé y levanté los brazos; grité desde lo profundo de mis entrañas y luego me recosté en el suelo. Los rayos herían salvajemente la apatía de la noche.

Sentí cómo mi cuerpo se enfriaba.

Sin siquiera darnos cuenta,
nos fuimos quedando dormidos,
hasta alcanzar, con asombro,
el más absoluto de los sueños.

Cerré los ojos y respiré profundo. En pocas horas más volvería a amanecer.

domingo, 23 de agosto de 2009

Anhelo

¿Y si retrocediéramos, de sueño en sueño, hasta llegar a la primera esperanza?; no habría deseo o angustia, ni errores tontos que cometer. Al cruzar la puerta recordé que mi caminata había terminado... Mi cuerpo desde el cielo agarraba mis manos, haciéndome levantar los brazos y estirar mis piernas, como si volase con una facilidad suprema. Eran mis recuerdos que querían jugar conmigo, acompañarme en las últimas vueltas de mi marcha. Comencé a mover mis brazos en círculos y mi cuerpo tembló, mientras la luz del faro iluminaba las mareas. Hasta la primera esperanza, sí, donde no pudiera necesitar de las súplicas, donde me transformase en el hombre más sencillo...

Donde mi llanto acabase su infierno, y mi amor se extinguiera entre las llamas.

Ser un viejo y morir jugando
como el niño que alguna vez fui
y que nunca debí haber abandonado.

viernes, 21 de agosto de 2009

Autosuficiencia

La vida como una broma
que comprendemos
justo antes de morir.

Una broma larga e inocente que me ha engañado desde mi nacimiento. Fuera de la isla los años vuelan aleatoriamente; es como si siguieran una lógica diferente a la mía. Sentado en las escaleras del faro y mirando la luz que emite su centro comprendo que mis recuerdos son mentiras; incluso mis pensamientos están premeditados por la mentira, y mis conclusiones... y mis actos. Escribir en mi diario que dejé de hacer lo que nunca hice... Es una broma: no importa. En la fantasía he construido mi realidad: lo falso es lo más certero que me queda. Ahora mi búsqueda interna no tiene otra alternativa que morir en la incertidumbre, mientras mi conciencia se refugia en los interiores del faro y en la hipocresía de mis palabras.

viernes, 14 de agosto de 2009

Faro

Las respuestas han muerto: sucumbieron ellas ante las preguntas de los hombres.

martes, 11 de agosto de 2009

Subterfugios

Hoy los rostros se escondieron debajo de las olas para no cruzarse conmigo; la cura de mi vacío no la pude encontrar, pues, en ninguno de ellos. Hoy vagué en el borde de la tierra; a cada paso sentí que me hundía un poco más en el mar. Cerré los ojos para imaginar la forma que tendrían los hombres que me evaden, como en la cueva de Platón: ojos apretados, bocas alisadas, pechos firmes y muslos ágiles y... ¡no!: sombras. Sombras... Si no fuera por tu luz ya habría muerto; habría sido alimento para la noche, para el aire, para las ánimas. En tu monumental construcción el agradecimiento hacia tu obra no existe; sólo están los torpes que, como yo, te cuidan inútilmente. Y es que no existen más que idiotas tristes; esa es la verdad en todo esto, pero tú estás por sobre lo humano. Sí, hablo solo, me comunico con el mar, con la turbulencia de las corrientes; escuchen qué me responden: hablan quedamente...

Tengo sueño, y en mi mente la noche se conjuga para ofrecerme un espectáculo misterioso. La persecución comenzará en unos instantes; la vida arderá en la huida y la perderé de mi alcance; mis manos no podrán abrazarla. En su juego haremos trampa... y yo terminaré perdiendo.

No volverán a ver la luz los rostros que quise alguna vez.

jueves, 6 de agosto de 2009

Entretanto

Soy un guardafaro que sonríe a la cámara que me enfoca desde las olas. Aparezco con el faro de fondo y las nubes a punto de empaparme. Luego la cámara da vueltas en mi cuerpo y se centra en mis expresiones faciales. Suena un piano lento e íntimo, mientras una voz invisible recita un poema y repasa lo que he escrito en mi diario hace algunos días.
Ahora me encuentro en mi habitación, y en la cámara se nota la ventana y mi silueta, contrastada con la luz del sol. Me acuesto y miro hacia la ventana; la cámara toma mi perfil desde la esquina inferior derecha de la cama. Me masturbo pensando en cualquier hombre y miro fijamente el cielo. El piano suena más despacio y cierro los ojos.

Estoy en el foco, el corazón del faro; da las mismas vueltas predecibles para mí. Me concentro en la luz proyectada que atraviesa los cristales. Evado la luz caminando de espaldas a ella, al tiempo que recuerdo mi antigua vida de hombre, sí, precisamente de hombre; en estos tiempos he dejado de serlo.

El final de mi historia lo conozco, pero trato de no asustarme; debo vivir como si todo esto no me hiciera daño, ignorando que queda poco tiempo para que mi sueño termine.

miércoles, 5 de agosto de 2009

Verdad

Se quedó inmóvil frente al espejo, observando sus ojos recién despiertos por la tarde. Afuera los últimos disfraces del cielo arropaban el espacio de su oscuridad, mientras que en su rostro la soledad le permitió despojarse de todas las máscaras, sintiendo cómo la carga se aligeraba.
Sus gestos fueron revelándole cicatrices de recuerdos a punto de extinguirse; en los ojos pudo contemplar la vida de una mujer que en su interior anheló nacer, pero que siempre fue reprimida. La melancolía de la mujer y su amo se fundían en el espejo como un único ser, cuyo amor arañaba la memoria e intentaba aferrarse a ella.
Recordó al hombre que había amado toda su vida, pero no podía distinguir sus facciones. Entonces comenzó a dibujar sus ojos y luego su boca, tratando de imitar lo que fue, sin éxito. Era inútil: lo había olvidado. Había muerto su rostro, desaparecido de su mente.
Comprendió que la soledad no abandonaría jamás su cuerpo.

La luz del sol fue disminuyendo paulatinamente, dejando paso a la luz del faro.

Solamente él y sus recuerdos.
Él... y sus recuerdos.

Él.

lunes, 3 de agosto de 2009

Encandilamiento

La fuente de mi creador me cegó desde el centro de mi cuerpo; dejé de ser un individuo, para formar parte del mundo. En su luz bañé mi rostro, y mis ojos perecieron ante la verdad de su mente. Fui por un fugaz instante invisible, como si la luz hubiese desintegrado mi cabeza hasta fundirla con ella. Mi amor trascendió todo lo que existe y configuró en mi silueta una energía inimaginable.

Luego la luz del faro siguió rondando. La oscuridad poco a poco se apoderó de mis ojos.

No me queda más que un ahora.

viernes, 31 de julio de 2009

Madrugada

Las luces del exterior rebotan en las paredes hasta llegar a mis retinas; las capturo como una realidad tangible y las retengo en mi memoria para iluminar el interior. Estiro mi cuerpo con dificultad mientras las sábanas calientan mi cuerpo. La noche se divide entre la porción iluminada por el faro y la oscurecida, se fragmenta y se reconstituye. El ciclo de la vida en su expresión más simple. Más allá de la luz se encuentran bestias y hombres, jugando a destruir la perfecta estructura de mi sueño.
Mi cama me cobija mientras la gran luz gira en torno a la tierra y los océanos. De vez en cuando algunos humanos logran ver mi morada y siguen de largo, preguntándose quién es el que se ha abandonado a una zona tan desierta. Mis ojos alcanzan a contemplar el movimiento de los barcos, cuyas rutas se dirigen hacia mundos que desconozco; luego se aferran al abismo de la noche y desaparecen de mi ventana.
El tiempo retrocede y avanza intempestivamente; experimenta saltos y dibuja siluetas nuevas que mi cerebro no puede entender. Sin embargo, todavía sigo despierto, y la noche se vuelve terriblemente eterna.

Trataré de dormir nuevamente.

En algún momento volveremos a ser.

martes, 28 de julio de 2009

Arreboles

Hoy he caído por voluntad propia a la soledad más triste. Quisiera hacer algo para remediarlo pero estoy agotado y no puedo ni siquiera levantarme. Esta soledad se ha instalado en todos los ámbitos de mi ser: el amor, mis amistades y mi familia. Como siempre, me queda la luz del faro dando vueltas, pero ella no me habla, no me consuela. Mi vida se ha acostumbrado al movimiento del foco: una vuelta predecible y lenta que vuelve a su punto de partida. Hoy escribí frases nuevas en mi diario pero mañana serán las mismas de todos los días. Los hechos que, creo, son novedosos, terminan siendo la transformación de mis recuerdos más preciados. ¿Será que debo vivir en mis sueños para seguir existiendo, al menos hasta que la riqueza de la vida me despierte de golpe?

Luego de meditar estas frases, miro el mar teñido por el arrebol del cielo.
Camino siguiendo la luz del faro proyectada en el océano.
Pienso en el rostro de mi amor que, sin conocerlo, envejece.
Las olas chocan súbitamente con su límite.
Las horas no terminan y se hunden en mi cabeza, extendiendo mi desdicha.

Tal vez sea así como mueren los hombres, abrazados al cariño de un hermoso sueño que jamás podrán recordar.

viernes, 10 de julio de 2009

Círculo

Fue entonces que decidí callar en desmedro de mi propia inteligencia. Decidí apagar mi consciencia y bloquearla frente a cualquier estímulo, creyendo que así soportaría más el transcurso del tiempo. La luz del faro daba vueltas a escondidas, escapándose de las palabras, mientras mi pensamiento dibujaba bocetos de un mundo enfermo guiado por mis manos. Llegué a tener la razón de todas las cosas, de todas las ideas; los hombres escuchaban mis consejos y se arrodillaban cuando los miraba a los ojos; mi voz curaba a los exhaustos y orientaba a los que no seguían el orden de mis principios. Mi luz y yo recorríamos con la mirada la vasta oscuridad cíclica que rehusaba abandonarnos, pues de aquel caos mis palabras confluían y perduraban. Mis bocetos fueron amoldándose a mis valores; en ellos todo era perfecto; no era necesaria la existencia de ningún faro porque una luz superior a la mía, retroalimentada por la humanidad, iluminaba toda la existencia.
Finalmente sentí que una mano tocaba mi frente y la acariciaba. Comprendí que todo lo que había planeado y creado pertenecía a un leve trazo del boceto de un ser superior a mí, y que mis manos eran dirigidas como las de una marioneta. Desde ese momento mi vida se redujo a un sueño inexpugnable, donde la mente sería eternamente la esclava de un poder desconocido y supremo.
Fue entonces que abrí los ojos, contemplé la luz del faro y decidí, llorando secamente, apagar mi consciencia y callar para siempre todas las palabras.

miércoles, 27 de mayo de 2009

Una imagen

Demasiado tarde cuando las raquíticas noches se agolparon para salvarme del efecto de ser escupido por la luz. El asco no me permitía ver y la sangre fluía acelerada entre los surcos de mi cara. La luz atravesaba mis retinas y encendía los últimos recodos de mi cerebro, pudriéndolos con su nefasta intensidad. Luego tomé el cuchillo con fuerza y seguí cortando el contorno de mis párpados, apretando con las uñas mis mejillas. Las lágrimas emulsionaban la sangre y la fijaban en mis pupilas, las que intentaban enfocar lujuriosamente el faro. Su luz solitaria y la mía por fin estaban, ahora y para siempre, unidos por un monótono girar en la tierra.

viernes, 8 de mayo de 2009

Alucinaciones

Camino dentro del sueño en las mismas direcciones sabiendo la salida, como un feto que no debe nacer. Así que no queda más que dormirme y ser un prisionero del selvático hemisferio en donde él no me amaría, donde las paredes están cubiertas de espejos que me hacen creer en la humanidad cuando los demás no existen y sólo creo en mí mismo. Entre medio, recorro la selva con lentitud usando un largo bastón que me apoya del suelo; me hundo a veces en él y pienso en el rostro de mi amor mutilándose, deformándose en la extensión del cielo y su compleja simetría con el barro. Luego aprieto más mi bastón y me aseguro de recuperar fuerzas para llegar hacia la luz; camino vagamente iluminado por su sabiduría; ella da vueltas y me alumbra, periódicamente...

Y sin embargo no puedo reír, no puedo amar al hombre que deseo.

martes, 21 de abril de 2009

Absoluto

Así es como debo verlos: muertos, sólo para negarme la fantasía de amarlos alguna vez; para que, así, las distancias se concreticen. Nunca llegamos a saberlo todo, tal es nuestra perdición y motor de la vida. Es absurdo, para conocer algo es necesario matarlo o desvanecerlo; para alcanzar la perfección es necesario morir, enloquecer o vivir solo entre fantasmas o materia inanimada. Así, la felicidad no es más que un error estimable; la aproximación hacia algo que, a medida que creemos alcanzarlo, más nos damos cuenta de su lejana inexistencia.

lunes, 20 de abril de 2009

Trapecista

Aquel joven actor de la miseria saciando sus manos con aire.
Un melancólico que se reinventa y que despierta sin salir del sueño.
Perpetuos encuentros y desencuentros representando una comedia, una mezcla inaccesible de nostalgias, una agradable persuasión y evasión del vacío.

El gran salto.

La culpabilidad ahora ya no puede tocar la carne.

martes, 14 de abril de 2009

Hastío

Las nubes me resultan fastidiosas. En realidad casi todo me fastidia ahora: la sed, la risa, la miseria, la inutilidad de los hechos (apócrifas descripciones por lo demás). Yo me autofastidio, sólo por jugar a no poder ser lo que busco. Porque la libre elección es un juego inalterable, un juego de oscuros recintos donde el abandono es el vil sustentador. Cada apuesta es un predecible fracaso que nos hunde en más apuestas. Y todo sigue igual porque todo se ha tejido, porque la costumbre me paraliza, porque otoño ya no es más el de las agradables hojas secas, porque los personajes de los libros me han secuestrado y porque vivo en las podridas letras de escritores grotescos.

domingo, 12 de abril de 2009

Meditaciones

Te decían algunas palabras mientras ebrio pensabas si podía acaso existir una razón para no acabar contigo; y te respondiste que no, junto con esas frases que te sabías de memoria y que no olvidaste porque estás solo. Y cómo quisiste llorar esa vez sentado a los pies del faro, de noche, junto a un remedo del que amabas, aquel que perdiste desde siempre. Todo para darte cuenta de que las palabras habían muerto con él, y de que se te había hecho tarde, tarde en todo, para siempre.

miércoles, 8 de abril de 2009

Porvenir

El príncipe se dirigía raudo al castillo en cenizas. Su princesa estaba repartida en trozos por entre las rocas. En su locura bebió y besó la poca sangre húmeda; porque traicionar su promesa, no, eso nunca.
Las hadas han muerto con ellos, pero él vive, todavía. Es un cobarde: ante todo, él.
Quedan más castillos.
La sangre se quita con agua y jabón, aunque nadie lo crea.
Ante todo, él.

martes, 7 de abril de 2009

Santiago en cien palabras II

Antes de irme por completo, quisiera que me nombraran en televisión y en diarios nacionales. Quisiera que me transportaran por la Alameda, que se crearan tacos y sonaran miles de bocinas. Quisiera que se discutiese mi partida y que creara polémica mi futura ausencia. Quisiera que la gente gritase emocionada mi nombre, que mis padres me echaran de menos, que mi padre pudiese llorar un poco por mí...
No, no tiene caso; cierre mis párpados y llene todos los papeles pertinentes; pero antes prométame, se lo suplico, que llegaré a ser alguien importante, al menos, para una sola persona...

lunes, 6 de abril de 2009

Santiago en cien palabras

A sus noventa años el ruido de las micros lo atormentaba y en el metro nunca tenía la tranquilidad suficiente. ¿Qué momento le quedaba para empezar a escribir? Sólo sabía que necesitaba hacerlo, que si no escribía no podría dormir, que el mundo no tendría sentido si él se marchara y nadie llegase a leer lo que aún no ha podido contarnos.
Anoche hubo menos gente en el metro, así que tuvo veinte minutos para escribir.

Estaba muy nervioso.

Casi llorando, esbozó lentamente, con mucha dificultad, una sencilla palabra.

El tren se llenó de flores y se detuvo por horas.

sábado, 4 de abril de 2009

Cigarro

Sé que te ríes de mí a la distancia; lo dice la luna y su estúpida cara. Te conozco sólo la mediana parte, esa parte burda, sucia, aberrante; y sí, ahora estás lejos y no me importa, pero es que la noche se parece a esa en que atravesaste insaciablemente el sexo en mis entrañas. Nunca te hartaste de mí y ríes porque sabes que estoy muerto por dentro, aún lejos, habiéndome borrado de la tierra. Monstruo oculto en el abismo; allí tú sonámbulo, ausente. Y no puedo ver tu cara rehaciéndose porque ya no eres la miseria que me vomitó hacia la vida. Sólo me queda la luz del faro dando vueltas, pero ella es como el dios que nada le interesa. Vamos, luz, alumbra un poco este cuerpo podrido, preso del recuerdo, de la noche, los años, el deseo, la ausencia, dios, tu ausencia...

lunes, 30 de marzo de 2009

Guardafaro

Es tarde y tengo los ojos cerrados; los abro a ratos y afuera me alumbra un poste rojo anaranjado. No quiero abrir los ojos; froto mis pies contra el colchón y apoyo la cabeza en la almohada. Sueño con los restos de antiguos cadáveres, con marcas indelebles que sus manos imprimieron en mi cuerpo. Duermo con miles de hombres que se contemplan a través del fuego: con cada uno deberemos fundir nuestro cuerpo; lo multiplicaremos, lo clonaremos siguiendo una cadena sentenciosa y circular; agotaremos toda nuestra energía en mantener el circuito, todo como unos pequeños engranajes dentro de un robot omnipotente. A él lo ayudamos a reproducirse, a él lo engordamos con más de los mismos. Sorprendentemente él sigue siendo uno y nosotros millones. Pero ya llegará el día en que él se desmorone y nosotros volemos en distintas direcciones; un nuevo big bang se avecina pero dentro de nuestra raza, en nuestros tiempos. Nos fragmentaremos y seremos millones de pequeños esqueletos desolados, flotando en el inmenso espacio intergaláctico. Estoy ciego; nada más ciego que estar solo y con la cabeza apoyada en la almohada mientras confieso que estoy solo y ciego. Deseo desmoronarme y dividir en mí lo que se ha adherido en los huesos, arrancarlo de mí y eliminarlo. Soy más allá que venas y carne: soy una esfera, un mundo encerrado en mi mundo, una tautología, un principio que no necesita ser demostrado porque de aquí confluyen mis palabras; es desde aquí que respiro y grito y lloro y gimo, y es desde mi esfera que puedo oír el verdadero llamado de los iluminados y los muertos.

miércoles, 25 de marzo de 2009

Dificultades

Hablar sobre la necesidad de escribir cuando no se tiene ni la pasión ni la vida suficientes. Hoy desperté queriendo narrar una historia, el gesto del guardafaro al conocer su morada en una mañana de noviembre, algo sin importancia; describirlo, forzarme a contar su vida. Tengo el poder de manipularlo a mi antojo, de extender su vida a una isla ficticia donde el tiempo resbala caóticamente. Sin saberlo, asume que le daré alguna continuidad; camina tranquilo alrededor del faro esperando vivir lo que yo desee, como una pequeña marioneta hecha a partir de mis entrañas. Estamos unidos por hilos inquebrantables, preguntándonos cuándo podremos estrenar nuestra gran obra, con la única certeza de saber que ambos dependeremos de mí en el experimento.

martes, 17 de marzo de 2009

Infancia

Durante unos segundos me miraba y luego caminaba alrededor del faro, pero más despacio que de costumbre. Caminaba como un pequeño niño que recién da sus primero pasos: un paso, titubeo, otro paso, cansancio, otro paso, exaltación... Había una especie de intimidad entre el pasto y sus pies; cada roce era un orgasmo eterno entre el fin de una pisada y el comienzo de otra. Cerraba los ojos en su característico disfrute de cosas pequeñas y, cuando los abría, podía intuir a otro niño, caminando igual que él, pero ajeno a todo defecto que lo aislara del círculo. Levantaba levemente los brazos y simulaba tomarlo de las manos, llevándolo unos pasos más adelante, casi como una ronda, pero sin cantos, danzando lentamente en la soledad de la noche.

lunes, 9 de marzo de 2009

Irrealidades

Y entre medio nosotros, simulando ver un pequeño y absoluto planeta en una distante órbita redonda...

Como moverse eternamente en la punta de una balanza, sin ningún contrapeso.

viernes, 27 de febrero de 2009

Era tarde,

pero él habría estado toda la noche incluso, porque afuera había más aire que nunca; era como un fuerte huracán que lo acechaba. Sintió el viento en su cara y los zumbidos de otras eras, aplastándose unas sobre otras, golpeando ligeramente sus tímpanos. Era tarde y no había nada que hacer, salvo hipnotizarse en las revoluciones del faro y contar sus vueltas devotamente.

¿Éramos nosotros?; seguí tus pasos, tus huellas, como aquel loco que, de tanto huir, ya no reconoce su tierra. Ahora has desaparecido; entonces, ¿para qué?
La costumbre... Recuerdo que tu cara, en medio de la noche, fija ante la luz...; ella da vueltas y tú te ocultas y contrasta tu pelo con ella y la encandilas y las horas... No sabes que guiamos viajeros mientras nos hundimos, ¡más y más perdidos, más a cada vuelta!

No.
Tú no existes.

jueves, 26 de febrero de 2009

Guardaparques

Ya no escribo cartas. Mi cuadernillo marca "Colón" sigue a mi lado izquierdo con la pluma-fuente llena de tinta lista para ser derramada en frases como "el Cola de tigre ya no sabe como antes; ahora se nota que ya no le ponen tanta leche", "me manché de nuevo los dedos con tinta" o "los días continúan su curso habitual, mientras yo me sigo estancando en un mundo que no planifiqué y del cual no siento el impulso para salir". No escribo ni cartas ni nada importante, porque esto no es importante ni nada de lo que sale antes; esto debía ser perfectamente escrito para que lo valorara, como los miles de estómagos en los que Kierkegaard digería sus palabras antes de escribirlas. Ni siquiera tengo a quién dirigir mis cartas, ni un amor, ni un amigo que de verdad extrañe, ni un desamor: nadie. Tengo ocho sobres que compré, pensando que los usaría de inmediato, y siguen allí, meses más tarde. Es todo: me he quedado completamente solo, hundido en el ocio de la pornografía, la mensajería instantánea y la televisión mediocre, viendo cómo a las personas no les importa que el mundo se desmorone, viendo cómo he huido de la gente para así poder beber tranquilo de mi cicuta.

jueves, 19 de febrero de 2009

Wiosna

No, no pensó lo mismo que yo; Chopin pensó en otra realidad más estética, más elevada, más invadida de ficciones, más evolucionada que la mía. Estoy cansado y lo único que me queda por hacer es aplanarme en mi colchón oyendo algunas notas arrastradas, queriendo dormirme luego para arrancarme el dolor de cabeza. Chopin no se levantó todas las mañanas pensando si valía la pena hacerlo; él se levantaba y componía, vertía su dolor, su posible infierno, lo que fuese, en una partitura, liberándose del tormento que le provocaba el ocio. Sin embargo, Chopin nunca pensó que su música se aplicaría como principio a todos los seres melancólicos, que lo interpretan a su modo sin poseer más que el sentido de oírlo, de apropiarse de él, mientras piensan en cualquier cosa triste o patética.
No, no era el amor, no era la culpa; sólo la pena de saberme extinto, vacío de tanta mentira, comprometido hacia nada, encaminado hacia ninguna parte. Era el amor en su falsedad más evidente. Chopin, pero no eras tú...

Discúlpame por manosearte de nuevo.

domingo, 15 de febrero de 2009

Axiomática

Un hombre sentado, mirándome, no teniendo nada que hacer, siente fría su espalda al apoyarla contra la base del faro. No tiene otra cosa que hacer que esperar, porque en ciertas épocas del año (como ahora) siente que algo, alguna fuerza sobrenatural, se encargará de reanimarlo con una nueva fantasía. Sabe que no ha muerto porque llueve y hace frío y el faro es lo único que alumbra. Una gran obra de títeres delgados y húmedos, llena de malentendidos graciosos. Allí se dirige su vista, entre el océano; cruza con la vista el mar hasta perderse. Qué pequeño se vería el faro desde allí... Luego las marionetas danzan al compás de la revolución de la luz en un rincón en las que, sin ella, no serían más que ruido. Desecha, esta lluvia habrá de abandonarme; no quedará nada más que un hombre solo, sentado, mirándome como hacia un mundo invisible.

Mañana me masturbaré en el suelo con ramas secas y, cuando termine, bailaré usando distintos ritos extra-marinos.
Entonces me cansaré y caminaré lentamente hasta llegar al medio de las rocas.
Levantaré los brazos, gemiré, me dolerán los ojos. El sol... infame, consumiéndose, consumiéndonos.
Sesenta y cuatro muertos que no volverán a ver la luz, hundidos en el eterno abismo del océano.
Mi sombra retornará al placer y luego seguirá danzando hasta cansarse; contemplará un arbusto seco de invierno...
Sus restos serán tragados por hombres-bestia insaciables.

sábado, 7 de febrero de 2009

Cotidianidad

El sol me pega en la cara y me calienta mientras me detengo en las hormigas que caminan por la tierra: dispersas, encaminándose hacia cualquier parte; el instinto las lleva mientras en mi boca queda algo de cigarro. Esto cambiará en unos años; allí creeré distinto, veré o imaginaré otros animales minúsculos y me poblaré de presencias que conoceré gracias al trabajo de potentes microscopios. Lo que cae de la gran red nos es insuficiente: ahora debemos ampliarnos a través de telescopios y microscopios, porque ya no nos basta la vida que cargamos. Cambiarán las leyes, los principios que me sostienen, mientras siguen cayendo cosas de la red. Entiendo que las hormigas regresan a sus nidos porque han sido concebidas para aquello; quiero decir, trato de determinarme a diario pero, en mi caso, sabiendo que en pocas horas más deberé de planificar un nuevo yo y desechar el que hasta hace poco fumaba. Son pasos levantando figuras geométricas incomprensibles que devienen. "Nada es bastante real para un fantasma", y nosotros somos menos que eso. Viene un hombre, me arranca de la abstracción, se detiene, no me mira, piensa en el viento; carga un libro mediocre, piensa en las palabras: todos esos prostitutos de la palabra que lo mutilan. Se aleja. "Otro paraíso perdido", sí.

Otro paraíso perdido.

domingo, 1 de febrero de 2009

Sabato

Martín quizá supo que para Sábato no fue sólo su lápiz, sino su hastío, su abandono. Martín quizá sólo fue un personaje más dentro de su mundo; algo que se perdió para siempre, borrando su estela sangrienta de sexo; un esqueleto sin piel y sin ojos con los cuales poder mirarse. Pero Sábato prefirió resquebrajarlo, violentamente, debajo de un relato armonioso cuyo único fin fue enloquecerlo. Martín sufrió y aún así no pudo ser liquidado completamente. Es que siempre el temor a los muertos, a los objetos que no han de reaparecer jamás. Ayer lancé al mar el único diario de vida que me quedaba y quemé todas las cartas que he recibido; entonces sólo permanezco en los pequeños recuerdos que algunos seres mantienen de mí y unas cuantas cartas ya pretéritas, obsoletas. Queda, ya al final de este viaje, descansar en este mundo con forma de enorme barriga, de cuya cabeza somos un triste sueño; marionetas que este gigante obsceno ha de emplear en sus futuras obras, así, jugando como siempre, como si nada tuviera importancia.