jueves, 26 de noviembre de 2009

Búsqueda

Los barcos alejándose de la visión del faro, en el límite de mi universo, expandiéndose como las nebulosas y las estrellas más recónditas. Mi luz los escruta y yo tomo observaciones sobre ellos: sus viajes, sus recorridos, sus destinos, la distancia en la que estamos más separados..., como si del centro del faro emanara una potente fuerza repulsiva. Quizá de esta isla nacieron en una gran explosión y luego se repartieron a lo largo del océano; quizá se estén preguntando sobre el origen de sus viajes y hayan trazado rutas para encontrarme, con el fin de hallar el centro de equilibrio, ser tocados por la luz y refugiarse en las entrañas del faro. Lo curioso es que sigan alejándose de mí, huyendo como en una gran obra de teatro, en donde los actores se vuelven más diminutos, mientras el espectador, que en este caso soy yo, los mira inmóvil desde la puerta de entrada.

Pero ¿quiénes serán aquellos que quieren encontrarme?; ¿seré acaso para ellos la gran estrella, el único actor en escena que osa con desaparecer? Quizá la realidad sea que yo quiero encontrarlos, que ellos sean el centro aparente de mi órbita en el océano. Quizá sea yo el único que se aleja de ellos, empequeñeciéndome, volviéndome imperceptible. Quizá todos nos encontramos en los límites de nuestro propio universo, queriendo retornar al gran centro, con la esperanza de volver a ser los que algún día fuimos; una sola luz, cuyo poder nos ha expulsado del equilibrio, sin poder dar marcha atrás.

Pero mis manos insistirán en abrazar al mundo, porque aún no les han enseñado que es demasiado tarde. Seguiré explorando el océano y las nebulosas, al menos, hasta que la vida me diga ya basta.