lunes, 20 de febrero de 2012

Siete de la mañana

El pasado. Dejaba sus ojos abiertos a las preguntas.
Se imaginaba explicaciones al acariciar los vellos del pecho. Una a una se replicaban y maduraban, asediando hasta los pensamientos más mecánicos.

El pasado era una corroboración de que las respuestas aparecían cuando nadie las necesitaba.

Su sexo aún se encendía al rozar la incertidumbre.

domingo, 19 de febrero de 2012

Fraternidad

Despertó un poco más tarde de lo habitual; eran las once de la mañana y aún quedaba algo de tristeza por la noche anterior. Nueve horas, pensó, y ocurrían las mismas cosas, como si despertar no cambiara el escenario o los actores. No, las personas de siempre, produciendo exactamente la misma pena, cada día, de manera distinta pero como si atacaran por primera vez.

Hubiera seguido durmiendo. Quizá es en los sueños donde la gente se reencuentra y necesita.

Habría querido ser ese sueño, algo sencillo, hoy, un rato, un momento.