martes, 30 de noviembre de 2010

Ego

Hablar sobre ti como se habla del recuerdo. Adquirirte, manosearte, transformarte, justificarme, mentir, ser un pensamiento incrustado en las nubes que te cubren, que te impiden depender sólo de ti. Si te hablara del resto lo verías por mis ojos; si aprendieras algo diferente sería de mi experiencia. Si te quedaras solo sería única y exclusivamente por mi ausencia. De qué otra manera verías la lluvia, la naturaleza; cómo podrías creer en la libertad de tu cuerpo si llevas en cada paso la carga de saberte mío. Hablar de ti como hablarías de mí, sin saber que existo, ahora que estás solo y te observo desde lo alto, más allá de tus límites, donde crees que se agota el mundo. Todo lo que odies será por mi culpa, y lo que ames será una obligación más dentro de tus deberes.
Cuando cierres los ojos sabrás por qué estamos hablando sobre lo mismo, y despertarás con la noción de que los días tienen un propósito. Sólo así entonces podré seguir manipulándote.

lunes, 29 de noviembre de 2010

Trayecto

Termina el día. En mi cuerpo sobran espacios de conocimiento y de dinero, que deseo llenar con lecturas y trabajo. Por estos lugares la suerte depende de los actos que mi mente dirija; es decir, no hay tal suerte. Las luces del faro corroen la perfecta oscuridad del exterior, opacándose en la luz artificial del techo. Podríamos dormir todos y que los barcos dieran vueltas interminables, como cubriéndonos de los pasos y los miedos que brotan encima de nosotros. Llegar a ningún lugar definido. Dormir en el regazo del inframundo.

domingo, 21 de noviembre de 2010

Sparks

Mi boca escapa de números, de fórmulas que predicen, de fauces iluminadas, de luces perfectamente precisas. El amor es una palabra extraña, una misteriosa confabulación; y existe sin embargo engendrado de rostros difusos, de maneras obvias para sentirme un humano más. He creado el amor como alguien crea fórmulas que tranquilizan, cuya misión es reafirmarnos una realidad normalizada. En resumen, un amor propio, retroalimentado por todo lo que recuerdo que era el mundo cuando decidí no participar más de él.

Si al modelar matemáticamente mis palabras me pareciera a la cuantificación de las palabras del resto; si aquello que soy es un amor universal, una creación perfecta del anhelo de los demás por saciarse. Si lleno el espacio con pedazos de amor, como vehículo indiscutible hacia la unidad; una ecuación aprehendida y convenida por fantasmas de hombres que alguna vez pensaron y sintieron lo eterno, finalmente, cuando no se encuentra a quien expresar aquello por lo que se ama...

Eres demasiado sencillo como para dejarte vivir en mi mundo.