martes, 28 de julio de 2009

Arreboles

Hoy he caído por voluntad propia a la soledad más triste. Quisiera hacer algo para remediarlo pero estoy agotado y no puedo ni siquiera levantarme. Esta soledad se ha instalado en todos los ámbitos de mi ser: el amor, mis amistades y mi familia. Como siempre, me queda la luz del faro dando vueltas, pero ella no me habla, no me consuela. Mi vida se ha acostumbrado al movimiento del foco: una vuelta predecible y lenta que vuelve a su punto de partida. Hoy escribí frases nuevas en mi diario pero mañana serán las mismas de todos los días. Los hechos que, creo, son novedosos, terminan siendo la transformación de mis recuerdos más preciados. ¿Será que debo vivir en mis sueños para seguir existiendo, al menos hasta que la riqueza de la vida me despierte de golpe?

Luego de meditar estas frases, miro el mar teñido por el arrebol del cielo.
Camino siguiendo la luz del faro proyectada en el océano.
Pienso en el rostro de mi amor que, sin conocerlo, envejece.
Las olas chocan súbitamente con su límite.
Las horas no terminan y se hunden en mi cabeza, extendiendo mi desdicha.

Tal vez sea así como mueren los hombres, abrazados al cariño de un hermoso sueño que jamás podrán recordar.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Los Sueños se puede convertir en realidad, la luz del faro puede brillar de otra forma esta en ti el querer que eso pase, la soledad es un estado y no una forma de vida, que puedes cambiar, es cosa de mirar al lado y encontraras las mas bellas cosas que no habias visto, el hombre no muere con sueños que no se pueden recordar, el hombre muere cuando nadie te recuerda y se borra en la memoria de otros y eso no ocurre, siempre estamos en la mente de otros.

un abrazo
CM