lunes, 30 de marzo de 2009

Guardafaro

Es tarde y tengo los ojos cerrados; los abro a ratos y afuera me alumbra un poste rojo anaranjado. No quiero abrir los ojos; froto mis pies contra el colchón y apoyo la cabeza en la almohada. Sueño con los restos de antiguos cadáveres, con marcas indelebles que sus manos imprimieron en mi cuerpo. Duermo con miles de hombres que se contemplan a través del fuego: con cada uno deberemos fundir nuestro cuerpo; lo multiplicaremos, lo clonaremos siguiendo una cadena sentenciosa y circular; agotaremos toda nuestra energía en mantener el circuito, todo como unos pequeños engranajes dentro de un robot omnipotente. A él lo ayudamos a reproducirse, a él lo engordamos con más de los mismos. Sorprendentemente él sigue siendo uno y nosotros millones. Pero ya llegará el día en que él se desmorone y nosotros volemos en distintas direcciones; un nuevo big bang se avecina pero dentro de nuestra raza, en nuestros tiempos. Nos fragmentaremos y seremos millones de pequeños esqueletos desolados, flotando en el inmenso espacio intergaláctico. Estoy ciego; nada más ciego que estar solo y con la cabeza apoyada en la almohada mientras confieso que estoy solo y ciego. Deseo desmoronarme y dividir en mí lo que se ha adherido en los huesos, arrancarlo de mí y eliminarlo. Soy más allá que venas y carne: soy una esfera, un mundo encerrado en mi mundo, una tautología, un principio que no necesita ser demostrado porque de aquí confluyen mis palabras; es desde aquí que respiro y grito y lloro y gimo, y es desde mi esfera que puedo oír el verdadero llamado de los iluminados y los muertos.

miércoles, 25 de marzo de 2009

Dificultades

Hablar sobre la necesidad de escribir cuando no se tiene ni la pasión ni la vida suficientes. Hoy desperté queriendo narrar una historia, el gesto del guardafaro al conocer su morada en una mañana de noviembre, algo sin importancia; describirlo, forzarme a contar su vida. Tengo el poder de manipularlo a mi antojo, de extender su vida a una isla ficticia donde el tiempo resbala caóticamente. Sin saberlo, asume que le daré alguna continuidad; camina tranquilo alrededor del faro esperando vivir lo que yo desee, como una pequeña marioneta hecha a partir de mis entrañas. Estamos unidos por hilos inquebrantables, preguntándonos cuándo podremos estrenar nuestra gran obra, con la única certeza de saber que ambos dependeremos de mí en el experimento.

martes, 17 de marzo de 2009

Infancia

Durante unos segundos me miraba y luego caminaba alrededor del faro, pero más despacio que de costumbre. Caminaba como un pequeño niño que recién da sus primero pasos: un paso, titubeo, otro paso, cansancio, otro paso, exaltación... Había una especie de intimidad entre el pasto y sus pies; cada roce era un orgasmo eterno entre el fin de una pisada y el comienzo de otra. Cerraba los ojos en su característico disfrute de cosas pequeñas y, cuando los abría, podía intuir a otro niño, caminando igual que él, pero ajeno a todo defecto que lo aislara del círculo. Levantaba levemente los brazos y simulaba tomarlo de las manos, llevándolo unos pasos más adelante, casi como una ronda, pero sin cantos, danzando lentamente en la soledad de la noche.

lunes, 9 de marzo de 2009

Irrealidades

Y entre medio nosotros, simulando ver un pequeño y absoluto planeta en una distante órbita redonda...

Como moverse eternamente en la punta de una balanza, sin ningún contrapeso.