domingo, 30 de agosto de 2009

Palingenesia

Abrí los ojos y oí la señal. Me quedé tumbado en la cama y miré fijamente el techo hasta que todo lo demás desapareció de mi mente. Comenzó a llover y luego aparecieron los primeros relámpagos. Mi cuerpo se encogió en dirección al poniente. Había llegado la hora.

Me levanté y caminé hacia la ventana; asomé mi brazo derecho para sentir la lluvia; la palma de mi mano se llenó de agua. Bajé las escaleras y salí de la casa; la electricidad del cielo y del faro iluminaban mi cuerpo. Fui quitándome la ropa hasta quedar desnudo.

Me arrodillé y levanté los brazos; grité desde lo profundo de mis entrañas y luego me recosté en el suelo. Los rayos herían salvajemente la apatía de la noche.

Sentí cómo mi cuerpo se enfriaba.

Sin siquiera darnos cuenta,
nos fuimos quedando dormidos,
hasta alcanzar, con asombro,
el más absoluto de los sueños.

Cerré los ojos y respiré profundo. En pocas horas más volvería a amanecer.

domingo, 23 de agosto de 2009

Anhelo

¿Y si retrocediéramos, de sueño en sueño, hasta llegar a la primera esperanza?; no habría deseo o angustia, ni errores tontos que cometer. Al cruzar la puerta recordé que mi caminata había terminado... Mi cuerpo desde el cielo agarraba mis manos, haciéndome levantar los brazos y estirar mis piernas, como si volase con una facilidad suprema. Eran mis recuerdos que querían jugar conmigo, acompañarme en las últimas vueltas de mi marcha. Comencé a mover mis brazos en círculos y mi cuerpo tembló, mientras la luz del faro iluminaba las mareas. Hasta la primera esperanza, sí, donde no pudiera necesitar de las súplicas, donde me transformase en el hombre más sencillo...

Donde mi llanto acabase su infierno, y mi amor se extinguiera entre las llamas.

Ser un viejo y morir jugando
como el niño que alguna vez fui
y que nunca debí haber abandonado.

viernes, 21 de agosto de 2009

Autosuficiencia

La vida como una broma
que comprendemos
justo antes de morir.

Una broma larga e inocente que me ha engañado desde mi nacimiento. Fuera de la isla los años vuelan aleatoriamente; es como si siguieran una lógica diferente a la mía. Sentado en las escaleras del faro y mirando la luz que emite su centro comprendo que mis recuerdos son mentiras; incluso mis pensamientos están premeditados por la mentira, y mis conclusiones... y mis actos. Escribir en mi diario que dejé de hacer lo que nunca hice... Es una broma: no importa. En la fantasía he construido mi realidad: lo falso es lo más certero que me queda. Ahora mi búsqueda interna no tiene otra alternativa que morir en la incertidumbre, mientras mi conciencia se refugia en los interiores del faro y en la hipocresía de mis palabras.

viernes, 14 de agosto de 2009

Faro

Las respuestas han muerto: sucumbieron ellas ante las preguntas de los hombres.

martes, 11 de agosto de 2009

Subterfugios

Hoy los rostros se escondieron debajo de las olas para no cruzarse conmigo; la cura de mi vacío no la pude encontrar, pues, en ninguno de ellos. Hoy vagué en el borde de la tierra; a cada paso sentí que me hundía un poco más en el mar. Cerré los ojos para imaginar la forma que tendrían los hombres que me evaden, como en la cueva de Platón: ojos apretados, bocas alisadas, pechos firmes y muslos ágiles y... ¡no!: sombras. Sombras... Si no fuera por tu luz ya habría muerto; habría sido alimento para la noche, para el aire, para las ánimas. En tu monumental construcción el agradecimiento hacia tu obra no existe; sólo están los torpes que, como yo, te cuidan inútilmente. Y es que no existen más que idiotas tristes; esa es la verdad en todo esto, pero tú estás por sobre lo humano. Sí, hablo solo, me comunico con el mar, con la turbulencia de las corrientes; escuchen qué me responden: hablan quedamente...

Tengo sueño, y en mi mente la noche se conjuga para ofrecerme un espectáculo misterioso. La persecución comenzará en unos instantes; la vida arderá en la huida y la perderé de mi alcance; mis manos no podrán abrazarla. En su juego haremos trampa... y yo terminaré perdiendo.

No volverán a ver la luz los rostros que quise alguna vez.

jueves, 6 de agosto de 2009

Entretanto

Soy un guardafaro que sonríe a la cámara que me enfoca desde las olas. Aparezco con el faro de fondo y las nubes a punto de empaparme. Luego la cámara da vueltas en mi cuerpo y se centra en mis expresiones faciales. Suena un piano lento e íntimo, mientras una voz invisible recita un poema y repasa lo que he escrito en mi diario hace algunos días.
Ahora me encuentro en mi habitación, y en la cámara se nota la ventana y mi silueta, contrastada con la luz del sol. Me acuesto y miro hacia la ventana; la cámara toma mi perfil desde la esquina inferior derecha de la cama. Me masturbo pensando en cualquier hombre y miro fijamente el cielo. El piano suena más despacio y cierro los ojos.

Estoy en el foco, el corazón del faro; da las mismas vueltas predecibles para mí. Me concentro en la luz proyectada que atraviesa los cristales. Evado la luz caminando de espaldas a ella, al tiempo que recuerdo mi antigua vida de hombre, sí, precisamente de hombre; en estos tiempos he dejado de serlo.

El final de mi historia lo conozco, pero trato de no asustarme; debo vivir como si todo esto no me hiciera daño, ignorando que queda poco tiempo para que mi sueño termine.

miércoles, 5 de agosto de 2009

Verdad

Se quedó inmóvil frente al espejo, observando sus ojos recién despiertos por la tarde. Afuera los últimos disfraces del cielo arropaban el espacio de su oscuridad, mientras que en su rostro la soledad le permitió despojarse de todas las máscaras, sintiendo cómo la carga se aligeraba.
Sus gestos fueron revelándole cicatrices de recuerdos a punto de extinguirse; en los ojos pudo contemplar la vida de una mujer que en su interior anheló nacer, pero que siempre fue reprimida. La melancolía de la mujer y su amo se fundían en el espejo como un único ser, cuyo amor arañaba la memoria e intentaba aferrarse a ella.
Recordó al hombre que había amado toda su vida, pero no podía distinguir sus facciones. Entonces comenzó a dibujar sus ojos y luego su boca, tratando de imitar lo que fue, sin éxito. Era inútil: lo había olvidado. Había muerto su rostro, desaparecido de su mente.
Comprendió que la soledad no abandonaría jamás su cuerpo.

La luz del sol fue disminuyendo paulatinamente, dejando paso a la luz del faro.

Solamente él y sus recuerdos.
Él... y sus recuerdos.

Él.

lunes, 3 de agosto de 2009

Encandilamiento

La fuente de mi creador me cegó desde el centro de mi cuerpo; dejé de ser un individuo, para formar parte del mundo. En su luz bañé mi rostro, y mis ojos perecieron ante la verdad de su mente. Fui por un fugaz instante invisible, como si la luz hubiese desintegrado mi cabeza hasta fundirla con ella. Mi amor trascendió todo lo que existe y configuró en mi silueta una energía inimaginable.

Luego la luz del faro siguió rondando. La oscuridad poco a poco se apoderó de mis ojos.

No me queda más que un ahora.