martes, 14 de abril de 2009

Hastío

Las nubes me resultan fastidiosas. En realidad casi todo me fastidia ahora: la sed, la risa, la miseria, la inutilidad de los hechos (apócrifas descripciones por lo demás). Yo me autofastidio, sólo por jugar a no poder ser lo que busco. Porque la libre elección es un juego inalterable, un juego de oscuros recintos donde el abandono es el vil sustentador. Cada apuesta es un predecible fracaso que nos hunde en más apuestas. Y todo sigue igual porque todo se ha tejido, porque la costumbre me paraliza, porque otoño ya no es más el de las agradables hojas secas, porque los personajes de los libros me han secuestrado y porque vivo en las podridas letras de escritores grotescos.

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