sábado, 4 de abril de 2009

Cigarro

Sé que te ríes de mí a la distancia; lo dice la luna y su estúpida cara. Te conozco sólo la mediana parte, esa parte burda, sucia, aberrante; y sí, ahora estás lejos y no me importa, pero es que la noche se parece a esa en que atravesaste insaciablemente el sexo en mis entrañas. Nunca te hartaste de mí y ríes porque sabes que estoy muerto por dentro, aún lejos, habiéndome borrado de la tierra. Monstruo oculto en el abismo; allí tú sonámbulo, ausente. Y no puedo ver tu cara rehaciéndose porque ya no eres la miseria que me vomitó hacia la vida. Sólo me queda la luz del faro dando vueltas, pero ella es como el dios que nada le interesa. Vamos, luz, alumbra un poco este cuerpo podrido, preso del recuerdo, de la noche, los años, el deseo, la ausencia, dios, tu ausencia...

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